WÖLFFLIN

RENACIMIENTO Y BARROCO

En 1888 un joven de 24 años, Heinrich Wölfflin, publicaba un librito "Renaissance und Barok" que sentaba las bases de lo que sería la Historia del Arte a partir de su publicación.

En aquella época, el Barroco era considerado un arte despreciable: en 1797 Milizia lo definía como "el colmo de lo ridículo".

En la introducción Wölfflin escribe: "Se ha hecho habitual emplear el término Barroco para descubrir el estilo en el que el Renacimiento se ha desintegrado, o más corrientemente, en el que el Renacimiento ha degenerado."

La audacia consistió en ser el primero que escribió que este período no rera simple decadencia, y que el Barroco poseía un estilo propio, irreductible a lo clásico.

A lo largo de su obra pone las bases para el desarrollo de un análisis científico de la obra de arte, tomando como punto de partida la disyuntiva entre Renacimiento y Barroco.

    1.- Lo clásico es lineal y plástico, el barroco es pictórico. La figura, inmovilizada en sus contornos una vez por todas, se disuelve en imagen cambiante, el ser ya no es concebido como inmutable esencial, sino como perpetuo devenir; lo absoluto ya no es lo perfecto, sino lo infinito.

    LINEAL / PICTÓRICO:

    El carácter lineal de la representación en el Renacimiento, corresponde a un modo de visión que atiende a la diferenciación clara de los contornos del objeto representado. Aquí la línea define los rasgos de la representación. En el arteBarroco, por el  , el  , las luces y las  jugando sobre volúmenes y superficies, tienden a fundir los límites precisos del objeto con el  . Mientras en el primer caso predomina el dibujo, en el segundo el medio más apto parece   la pintura..

    2.- La visión clasica proyecta el espectáculo en superficie: una «ventana de Alberti» corta los rayos de la «pirámide visual». La visión barroca penetra el espacio en profundidad: su inestabilidad es acusada por la supresión de los planes distintos, que sin descanso obliga a la mirada a avanzar o a retroceder por miedo a dejar escapar la forma; por el contraste entre figuras muy próximas, tratadas «en detalle» y la fuga acelerada del fondo en donde los deta­lles se pierden. Todos los cuadros clásicos par­ticipan de un mismo espacio racional, pero cada cuadro barroco posee su espacialidad propia.

    SUPERFICIE / PROFUNDIDAD:

    En el momento en que se logra la representación de la profundidad sobre un plano- la perspectiva- se da paradójicamente el caso de que el efecto se logra mediante planos superpuestos que van llevando al ojo hacia el fondo de la escena. En una pintura del Quattrocento se distinguen los sucesivos planos que llevan hacia las partes más alejadas. Esa yuxtaposición plana es la forma de mayor legibilidad, como ocurre con los   de “Los Desposorios de la Virgen”, de Rafael, en el que los personajes se recortan nítidamente en un primer plano. Aquí, la línea de horizonte se ha elevado de tal modo que la arquitectura, al fondo, no sufre ninguna interrupción. Todo lo contrario puede observarse en “El tránsito de la Virgen” de Caravaggio, en la que los múltiples personajes se han agrupado de modo que la profundidad se va dando gradualmente.

    3.- La composición clásica es cerrada: cada elemento, necesario en su sitio, se relaciona con otro y al conjunto según proporciones definidas. La composición barroca es abierta: cada elemento parece esbozado, fortuito, unido a los otros por un vínculo muy débil; la forma se distiende hacia todas las c. secciones a la vez; la insistencia sobre las obi uas y las curvas destruye el encuadre horizontal-vertical, prohibe a la mirada al fijarse sobre un punto de vista privilegiado, la confunde por una apariencia de improvisación que sin tre­gua le presenta lo arbitrario y lo evanescente.

    FORMA CERRADA / FORMA ABIERTA:

     

    4.- El clásico procede, por análisis: el conjunto se articula en una pluralidad de partes, donde cada una es por sí misma válida. El barroco parte de la síntesis: únicamente importa el efecto global, que debe impresionar a la mitad mirada; cada detalle, aisladamente, pierde todo su sentido; a la «simetría» y a la «euritmia» se oponen la insistencia llevada sobre una parte con perjuicio de las otras, el predominio violento de una sola línea o de un solo color, al igual que a la polifonía se opone la melodía del solista que la armonía «acompaña».

    ANÁLISIS / SÍNTESIS:

     

    5.- El clásico exige la absoluta claridad; el barroco preserva una oscuridad relativa: torsiones excesivas, movimientos impetuosos, reducciones destructoras de las proporciones, disolución de los contornos y de los fondos en lo vaporoso y en la penumbra, todo esto imposibilita una contemplación lúcida, esclaviza la razón a la inquietud del sentimiento, sustituye a la satisfacción adquirida por el deseo en suspenso.

    CLARIDAD ABSOLUTA / OSCURIDAD RELATIVA:

     

    Estas tesis bien conocidas no son tan transparentes como pudiera parecer. Existiría la tentación de construir un «cuadro sinóptico» de las cinco antinomias; el pedagogo aplaude;